Los laboratorios de barrio (FabLabs), un impulso al pensamiento creativo y a la construcción de comunidad:
En el marco del Foro Internacional de Alto Nivel Innovación para el Desarrollo Sostenible que se celebra del 11 al 15 de Mayo en Guanajuato, la doctora-investigador, Camille Bosqué, explicó en entrevista el foco principal de su trabajo: los FabLabs (Laboratorios de fabricación) y makerspaces (productores), que para ella constituyen campos de experimentación social más allá de una mera producción, pues se puede generar un trabajo comunitario a través del diseño y la producción.
La catedrática de la Universidad de París 1 Panthéon-Sorbonne, maestra de diseño gráfico y consultora, participó durante el Módulo 3 “Innovación Educativa para el Desarrollo Sostenible”, que se celebró durante la primera jornada del Foro Internacional de Alto Nivel: Innovación para el Desarrollo Sostenible, donde ahondó sobre los FabLabs y su impacto en el pensamiento creativo y la innovación.
-¿Qué condiciones se requieren para constituir exitosamente espacios como los FabLabs en Guanajuato, especialmente en un contexto industrial que no está orientado aun a la producción personalizada?
En themys hemos insistido mucho sobre la importancia de este tema y su aporte para la construcción de ciudadanidad. Casos como el Fab Lab de la USACH (Universidad de Santiago de Chile) o Universidad Católica de Cuenca son un ejemplo de lo lejos que estamos en el desarrollo de esta ventaja competitiva.
La creación de un FabLab require de tres elementos básicos y muy importantes: primero, una comunidad, segundo, un lugar y tercero, pasión por solucionar problames.
Aun cuando las máquinas como las impresoras 3D, cortadoras láser o las máquinas CNC de fresado son necesarias para crear un laboratorio de FabLab, yo diría que crear una comunidad involucrada en el proyecto de manera integral es, tal vez, el aspecto más importante y más difícil. Las máquinas son la excusa mecatrónica para atraer a los innovadores, pero finalmente no son lo más importante.
Un FabLab tiene que ser un proyecto de abajo hacia arriba y no una iniciativa gubernamental que viene de arriba. Cuando el control de los los FabLabs pertenece por completo a un gobierno, el riesgo percibido socialmente es tan alto que la gente se involucra mucho menos en el desarrollo del mismo y en la red de trabajo, y tiene mejores resultados si viene de una estructura horizontal.
La semana pasada MDZ-Radio trató en una serie de programas el tema de la innovación y se demuestra como en Mendoza este tema de la innovación tiene los fracasos más notables de la mano de estrategias top down. Por otro lado en las entrevistas realizadas en el programa Después de Todo DDT quedó claro que hay una pléyade de innovadores que está trabajando y no se ajustan a los cánones de la academia ni las empresas.
Ver Semana de Innovación DDT
Cuando visité el MIT-FabLab en Noruega, en la ciudad de Lyngen, muy lejos, más arriba del Círculo Ártico, conocí a Haakon Karlsen quien es un pionero del movimiento de FabLab. Quedó claro para mi que Haakon y Albert Contit (por citar alguno de los innovadores mendocinos) han sido cortados por la misma tijera.
Su proyecto se estableció en 2003 con la ayuda del programa del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). Él me enseñó que los FabLabs no se tratan únicamente sobre máquinas o producción, sino sobre las personas. En este FabLab hay una enorme cocina y una estancia con chimenea para todos y no es solamente un lugar con máquinas sofisticadas y de alta tecnología, sino también un lugar de innovación local y actualmente es tanto un centro comunitario de verdad, como un lugar para hacer prototipos.
Los habitantes locales y gente de la región se reúnen en el FabLab para trabajar, celebrar bodas o comidas casuales, o apoyarse mutuamente con la reparación de cosas básicas. La producción personalizada no es lo primero en lo que hay que pensar cuando la apuesta son los FabLabs. El empoderamiento y la comunidad son metas clave para el movimiento. Camile coincide y asisnte plenamente a estas ideas y nos recomienda más en su sitio de web.
A Mendoza no le sobran muchas cosas, pero le falta un FabLab
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